APALANCA LAS QUEJAS

Una de las cosas que más le gusta al ser humano, es quejarse.  

¿Por qué? 

La queja hace que les presten atención. Se sienten importantes o atendidos. 

 Por norma general, nos quejamos ante personas de confianza, que por amabilidad nos darán la razón. O ante cualquier otra persona que pensemos que nos va a comprender y que está “de nuestro lado”. 

Pero quejarse, hace que la persona tenga puesta el foco en lo malo, en las limitaciones, en aquello que no le resulta útil para salir de la situación en la que se encuentra. 

Importante: En lo que te enfocas, Crece. 

Quejarse hace que las personas gasten energía. Energía que podrían estar destinando a solucionar cualquier problema. 

La cuestión es que si quieres ayudarle, no puedes darle la razón, porque entonces se enfoca más y más en la queja. 

Pero tampoco puedes quitársela, porque sería decirle que se equivoca. Es como llamarle idiota, y eso no le gusta a nadie. 

Quítale la razón a alguien y verás cómo se defiende… ¡como si le hubieses quitado la casa! 

¿Qué hacer entonces? Si no puedes darle la razón, ni puedes llevarle la contraria… 

La solución es APALANCAR SU QUEJA 

Esto significa ir más allá de darle la razón para ponerle las cosas muy, muy negras con su propia queja y que se le quiten las ganas de entrar en ese juego.

Si por ejemplo un compañero te dice que tiene un problema con la comida y que no puede dejar de comer… puedes decirle que efectivamente está muy gordo/a. Haz que piense que si sigue así, en 5 años va a estar tan gordo que para montar en un avión va a tener que comprar 2 billetes y que no podrá jugar con sus hijos pequeños (si los tiene) y hasta podría dejarle su pareja, quedándose solo o sola en este mundo… 

¿Duro?… Puede, pero sin quitarle la razón (ya no tiene que defenderse de eso) le has hecho ver los riesgos reales que podría tener su comportamiento. 

Además, si coges el rol de la queja… adivina con qué rol le queda a él o a ella…?

Para sentirse mejor, tendrá que coger otro rol más positivo, más centrado en la búsqueda de soluciones.

Es como coger a alguien que no sabe nadar y que está en la piscina con el agua hasta la barbilla y haciendo pié sólo con las puntas de los dedos y acercarse para hundirle la cabeza del todo. Mientras que está con la boca y la nariz a ras del agua, intentará no moverse y respirar despacio esperando que nadie mueva el agua, mientras que con la cabeza hundida, hará todo lo que esté en su mano para subir.

Si por ejemplo tienes un empleado o un compañero comercial, que no deja de quejarse de que los clientes no compran ningún producto, pero él no hace nada por cambiar su comportamiento hacia un comportamiento más adaptado…, en lugar de decirle que la culpa es suya o que tiene razón y culpando a cualquier otra cosa como la crisis… 

Dale la razón y apalanca la queja. 

Dile que tiene razón y que si esto sigue así la empresa terminará despidiendo a la mitad de los comerciales y que lo peor es que, tal y como está el mercado laboral, es posible que no encuentre otro trabajo y que cuando el dinero no entra en una casa, el amor sale por la ventana, así que puede que su pareja termine abandonándole… y apalancas… 

Y acto seguido, le dices que si quiere hacer algo para poner solución a la situación, que estarás ahí para ayudarle. 

Algunos de mis alumnos me dicen que se van a sentir mal haciendo esto, o que cómo van a hacerlo con sus clientes y yo les digo: PRUEBA. 

Si tu intención es buena no debes temer nada. Es cierto que yo no apalanco nada más conocer a una persona o durante la entrevista, pero si no veo graves problemas de falta de autoestima ni nada similar, en la primera sesión ya lo estoy poniendo en práctica. 

Es más, esto marca la relación futura de tal forma que no vuelven a quejarse haciéndose las víctimas y nos podemos enfocar en sus recursos y sus soluciones. 

Así que, si te permites un atrevimiento, prueba a apalancar la queja de tu próximo cliente o de tu compañero de trabajo y observa las consecuencias. 

Hazlo con confianza. Sin dudas. Sin titubeos. Sin dramatizar. Que te vea seguro de lo que haces. Esto hará que transmitas seguridad y confianza y no dude de que tus intenciones son buenas. 

Por último, recuerda ponerte de su parte al terminar el apalancamiento. 

Si sabes algo de PNL, puedes crear un Estado Interruptor y luego hacer un Reencuadre. 

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