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Abandonando el modo automático: Un minuto y medio basta

Como diría Spiderman: Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

¿Cuántas horas de nuestra vida hemos invertido en reprender al frutero, criticar al alcalde o quejarnos del tiempo? Si tú también te has visto en alguna de estas, es hora de cuestionarse la jugada. Cada vez que señalamos al vecino nos perdemos las verdaderas motivaciones que hay detrás de nuestros pensamientos, perspectivas y conductas.

Parece complicado prestar atención a lo que se cuece dentro de nosotros en la vorágine cotidiana, sin embargo, observar cómo interactuamos con todo aquello que nos sucede y cómo creamos nuestra perspectiva sobre cada situación es la única opción que tenemos disponible para hacernos cargo de lo que está en nuestra mano. Y ese, es el gesto más solidario, honesto y efectivo que podemos llevar a cabo.

Autobservación + Responsabilidad = ¡Hacer clic! (o… darte cuenta)

Cuando hablamos de hacer clic nos referimos a generar un cambio interno y consciente. Implica darnos cuenta de cómo funcionamos y poder poner fin a todas esas respuestas automáticas de las que, en ocasiones, parece imposible liberarnos. Las mismas que usamos para auto sabotearnos y no cambiar ni cosechar mejores resultados para nuestra vida.

Con la autobservación recogemos información esencial, la responsabilidad nos permite comprenderla

De prácticas en el laboratorio

¿Cuántas cosas haces en tu vida en automático? ¿te has sorprendido alguna vez habiendo perdido una hora enganchado al móvil? ¿o has estado paseando por un lugar alucinante con la cabeza en tu trabajo? Nos entrenamos día a día para ir como autómatas de casa al trabajo, del trabajo a la compra, de la cama a la tele, acostumbrados a comer sin saborear, a alterarnos sin darnos cuenta y, por no saber, no sabemos ni cómo respirar… Nos sobran razones para ponernos manos a la obra.

Experimento del grifo

Podemos empezar por prestar atención a aquellas cosas que son, precisamente, más automáticas. Vas a necesitar un cronómetro (el del móvil sirve), bolígrafo y papel, y un lugar con lavabo donde nadie te moleste. Busca 10 minutos para ti, pon el móvil en modo avión y sigue estos pasos:

Prepara tu cronómetro con una cuenta atrás de un minuto y medio.

Enciende el grifo y regula la temperatura del agua para que no esté ni fría, ni caliente.

Cuando tengas la temperatura regulada comienza la cuenta atrás: enciende el grifo y mantén tus manos bajo el agua hasta agotar el tiempo (puedes poner una alarma).


IMPORTANTE: Durante el minuto y medio que estés con tu piel tocando el agua y en silencio, trata de observar qué pensamientos vienen a tu cabeza en forma de palabras y qué emociones surgen en forma de sensaciones físicas. No cierres el agua hasta que se acabe el tiempo.

4º Reflexiona con estas preguntas y anota tus aprendizajes (todo lo que surja): ¿Qué has sentido? ¿has sido capaz de simplemente sentir la sensación del agua sobre tus manos? ¿has sentido el deseo de cerrar el grifo? ¿has estado pendiente del tiempo que quedaba o de lo que tenías que hacer después? ¿qué pensamientos se te han venido a la cabeza? ¿serían distintos si vivieras en otro país diferente al tuyo? ¿ha merecido la pena el agua invertida? ¿qué dicen de ti tus respuestas?

La autobservación es la acción activa de poner luz sobre aquello que no estamos viendo

Date cuenta de que la idea que tienes del ejercicio al leer, no tiene nada que ver con la experiencia. Muchas personas no realizan los ejercicios de aparente simplicidad bajo el pensamiento de que reflexionar sobre la lectura es suficiente para aprender. Pero el conocimiento verdaderamente útil es aquel que se surge a través de la experiencia propia. Si eres de estos, aprovecha para mirar qué pensamientos sostienen el no experimentar. Y, por supuesto, no sigas leyendo: ¡no te quites la oportunidad de hacer el simple ejercicio!

Si has hecho el ejercicio, enhorabuena. Acabas de sortear el obstáculo de buscar grandes acciones e infravalorar las acciones más simples.

Este ejercicio nos sirve para empezar a observarnos a nivel interno: Cada uno creamos lo que pensamos y lo que sentimos en base a nuestro paradigma cultural, nuestras creencias y una serie de motivaciones internas. Todas las sensaciones que no son la del agua cayendo sobre nuestras manos están puestas por nuestros pensamientos, por nosotros. Conocernos implica explorar nuestra capacidad de experimentar esa sensación presente y observar de qué ideas proceden los pensamientos que plantamos en nuestra mente, para poder cuestionarlas y prestar atención al efecto que tienen sobre nosotros. Pues son nuestras ideas e interpretaciones las que generan nuestra experiencia de vida.

En el próximo artículo…

¡Frases inspiradoras por todas partes! En los cuadros de la oficina, en los felpudos y hasta en los sobres de azúcar… Estamos invadidos por las citas motivadoras, pero ¿cuál es el sentido científico detrás de estas frases bonitas? ¿cuál es su efecto sobre nosotros? ¿cómo se relacionan estas sobredosis de positivismo con nuestras habilidades?

Fran V. Hdez.
@franvhdez

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